martes, 11 de noviembre de 2014

Interstellar y la necesidad de reinventarse


La semana pasada por fin llegó a las salas locales de cine la esperada y más reciente entrega del popular director Christopher Nolan, quien apostó por construir una historia en el espacio, temática que parece volver a estar en su apogeo, asunto nada nuevo y que había tratado ya Méliès en 1902 (véase Viaje a la Luna) y que hace menos de un año le dio su ya mencionado hasta el cansancio galardón de La Academia al señor Cuarón.


Más que el tema espacial la gran interrogante para quienes hemos seguido la carrera de Nolan es ¿qué va a presentar? Hace unos meses un amigo director  me expresó (y creo es un comentario muy atinado), la necesidad del señor Nolan por reinventarse y salir de una zona de confort en la que comienza a repetirse constantemente y se ha hecho visible cada vez en mayor medida, Interstellar (o Interestelar, pa’pronto) es una cinta que nos da para discutir “hartamente” sobre este asunto.


Para los que aún no han acudido a ver el film es preciso antes que nada aclararles (para que luego no salgan decepcionados) que Interestelar según mi opinión más que ser una cinta de acción y aventura (que sí la hay)  es una combinación de ello y drama con ciencia ficción que a quienes esperen encontrar a un Bruce Willis sideral podría parecerles una película muy lenta.

Y sí, realmente es una historia que puede resultar agotadora, sobre todo para quienes son enemigos de sentarse en una butaca durante casi tres horas.

La película comienza a desarrollarse en un entorno apocalíptico, por alguna razón que no conocemos, el planeta Tierra se ha convertido en un territorio hostil y poco fértil para el desarrollo de la vida y en donde el polvo invade lo que se encuentra a su paso, la hambruna es cosa de todos los días debido a las casi nulas condiciones para el cultivo de alimentos, es entonces cuando entra en juego el ex piloto de la NASA Cooper, que se sacrificará dejando atrás a sus hijos para viajar a otra galaxia en la búsqueda de un planeta habitable ante la amenaza del fin de la raza humana y que conlleva a la muerte inminente de su familia.

Nolan regresa con una historia que coescribe como es costumbre junto a su hermano Jonathan Nolan y que para no perder el estilo es compleja y sinuosa de principio a fin, a lo que nos tiene acostumbrados básicamente.

Hay que decir que Interestelar es una película buena, pero tampoco podemos celebrar como memorable el trabajo del director, porque a pesar de contar con una historia sólida y que deja los mínimos cabos sueltos, además de poseer calidad en su fotografía, efectos especiales y una buena dirección de histriones, termina por presentar altibajos en la narrativa que nos hacen subir y bajar emocionalmente durante toda el film y que acaban desgastándonos un poco dado su larga duración.  Tal vez Nolan debió considerar descartar algunos caprichos en el guion y optar por hacer una cinta de menor duración pero más concreta.

El problema principal que enfrenta Nolan es lo que en algún momento lo catapultó como uno de los directores más importantes de la actualidad, y es precisamente lo que planteaba al inicio de este texto, sus recursos narrativos comienzan a ser fórmulas muy bien determinadas y predecibles: una pérdida humana no superada, llámense los padres de Bruce Wayne en Batman, la novia de Robert Angier en The Prestige o la esposa de Dom Cobb en Inception, la presencia de un objeto-símbolo en la trama que además llegará a ser clave, trama que por cierto se resolverá cuando al final se aten todos los cabos sueltos que se habían convertido en una maraña, pero que el espectador que conoce su trabajo ya no se traga tan facilmente y empieza a ordenar desde la mitad de la película.

Con todo esto no quiero decir que no sea válido por parte del director presentar constantes, los personajes de Spielberg siempre han perdido algo, el falso culpable en Hitchcock, la violencia en Scorsese, son parte del estilo, el problema es cuando tus constantes se tornan en A+B=C.

Definitivamente le perdonamos a Nolan mantener su estilo en su cinematografía, lo que sí debemos exigirle es reinventarse y no abusar de una fórmula base que ya se encuentra en el desgaste, y eso es lo que marca la diferencia entre la grandeza y la genialidad, lo que determina a monstruos como Kubrick.

¿Hay que ver Interestelar? Por supuesto, y hay que hacerlo en las salas de los cines, procure asistir un día no muy concurrido para que pueda disfrutar de la gran ambientación que logran la estética visual de la fotografía y el buen trabajo de los sonidistas.