lunes, 7 de mayo de 2012

Periodismo en Xalapa






















El siguiente artículo lo publiqué hace aproximadamente cuatro años en un medio alternativo de comunicación, hoy ante los sucesos que vienen ocurriendo en el último año decido publicarlo en este espacio, para buscar una reflexión crítica de la situación que se atraviesa en la actualidad, ya que, como lo notarán en el texto, a pesar de la vigencia que mantiene el tema postulado, las dimensiones del peligro que viven las personas que intentan ejercer la profesión se han incrementado de forma alarmante.


La realidad del Periodismo en Xalapa

Por José Jaime Martínez Arenas. 


El periodista, citando a Julio Scherer, es un hombre tan libre que hace suyos los acontecimientos que presencia, que nadie puede mirar de igual manera. Es pues su labor no sólo informar lo más veraz posible, sino generar la opinión pública, propiciar la reacción de la sociedad, brindar un servicio a la comunidad. Es por ello que difícilmente hablaremos del periodismo como tal en Xalapa, porque carecemos de suficientes medios que vayan más allá de un simple reporte de hechos, sin profundizar en causas,  sin medir implicaciones y consecuencias, sin emitir juicios y buscar esa reacción social tan necesaria.

Estamos pues rodeados de informantes de sucesos, que no reflejan la realidad cruda y dura en la cual vivimos, observamos en cambio chismes entre políticos locales, y donde pasa desapercibida la reflexión de acciones que, a veces, por encima parecen tan intrascendentes, como el hombre que roba comida en un súper mercado, pero que reflejan el estado en el que se encuentra la sociedad.

Entonces se nos presenta otra carencia, si hablamos de falta de periodismo, con mayor razón carecemos del periodismo crítico, reflejo del derecho a la supuesta libertad de expresión, y que sólo conocemos mediante algunas columnas de periodistas no locales, que aparecen en algunas publicaciones xalapeñas. 

La opción que parece ser el camino para la expresión crítica, es el periodismo alternativo, siendo éste el más viable para dar pie a este tipo de pensamiento, y aceptando que el periodismo que encontraremos en los medios masivos de comunicación, es un periodismo empresarial, que obedece a diferentes intereses y en los que será muy difícil escuchar juicios críticos.

Por otro lado tenemos la limitación de la expresión periodística por parte de las autoridades, que obstaculizan la labor del periodista sometido a los intereses económicos y políticos del medio de comunicación, o a la información impuesta por organismos de gobierno, la cual no corresponde a los hechos verídicos. Es entonces que el periodista vive con el miedo a las represalias ante la amenaza del poder público, a las corruptas autoridades, y a los ataques del crimen organizado.

Es importante la práctica en Xalapa de un periodismo como el que propone el señor Julio Scherer García, un periodismo de investigación a fondo, tal como el que él mismo siempre ha practicado, sustentado, que se enfoque en la denuncia y la crítica del sistema de gobierno, pues aunque sea tachado de inconforme, el periodista siempre tiene que informar acerca de lo que no se esta haciendo. Ya que lo que se hace bien, no perjudica, no así lo que se hace mal, lo sucio, corrupto.

El periodista xalapeño debe trascender en la práctica del periodismo, no de ser un mero informante, hay que echar una mirada al pasado, y aquí cito de nuevo al señor Scherer, “El periodismo padece la esclavitud del presente, pero no estaría de más volver”, no olvidemos que el presente está construido de acciones pasadas, es importante reflexionar acerca de los errores cometidos en el pasado, después de todo ese es otro objetivo del periodismo.

No tengo duda de que aquel que es incapaz de conmoverse ante la injusticia y la desgracia, no merece un título que no se gana en las escuelas, sino en el día a día, el título de periodista.

martes, 24 de enero de 2012

Del Olvido al No Me Acuerdo (Reseña)















Uno de los géneros cinematográficos que actualmente nos ha traído cierto reconocimiento a nivel internacional es el documental, aunque la sociedad mexicana apenas conoce los trabajos que se vienen realizando.

El documental nunca ha sido muy apreciado para los mexicanos, una causa es la razón de que se consume más ficción como fuente de entretenimiento, la otra es una consecuencia de la anterior, los cines son empresas que por supuesto exhiben lo que el público demanda, por lo tanto no es común ver documentales cinematográficos, mucho menos si estamos hablando de realizaciones netamente creadas por mexicanos.

Conocemos los logros que han obtenido las producciones de Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro, quienes actualmente están proyectados, sobre todo por los medios de comunicación mexicana, como los representantes del cine mexicano a nivel mundial. Es un prestigio bien ganado, han triunfado en distintos festivales de renombre. Sin embargo creo que es muy atrevido afirmar que son los representantes del cine mexicano, serán más bien mexicanos que hacen muy buen cine, pero difiero al catalogar a Babel como algo digno de orgullo para nuestro cine, quizás en algunas exista un poco de producción nacional, pero no más.

Juan Carlos Rulfo es uno de los talentos que tenemos en el cine nacional, este documentalista mexicano, que ha logrado gran reconocimiento en el mundo, es hijo del escritor Juan Rulfo (cuestión que sólo menciono como dato, ya que realmente su talento no está justificado por la relación paternal).

Son tres sus obras, que se han consolidado dentro del cine documental internacional, por un lado su opera prima Del olvido al no me Acuerdo, En el hoyo y Los Que Se Quedan. En esta ocasión ahondaré en la primera.

Del olvido al no me acuerdo es la búsqueda de Juan Carlos a sus raices, a su padre, en similitud a la novela de éste, Pedro Páramo, donde el personaje principal va al pueblo de su progenitor para buscarlo, sin haber conocerlo.

Llano Grande, Jalisco es el lugar donde el cineasta (al igual que en la novela de su progenitor) busca en los desiertos, los parques, las esquinas, pero sobre todo la memoria de aquellos que han envejecido en el lugar, las huellas de su padre. Apoyado por la memoria de su madre, de grandes literatos mexicanos que tuvieron gran amistad con él.

Juan Carlos se da cuenta de que la memoria no resulta ser tan fiel, su padre apenas pareciera haber existido, más bien se ha convertido en un mito, los personajes nunca llegan a una conclusión clara, se queda allí el escritor, en el limbo, ¿Algún día vivió en allí como ahora intenta sobrevivir en la memoria?

La cinta nos acerca a una generación de principios del siglo XX y nos revela sus características, costumbres, idiosincrasia y cultura, su perspectiva de la época actual, de una forma tan sincera que conmueve, es un cúmulo de recuerdos que a fin de cuentas no llegan a nada (¿no terminaremos siendo acaso más que eso?), sólo a la vejez que los ha sorprendido. Juan Carlos hace tan familiares a sus personajes y nos demuestra que todos tenemos algo importante que decir.

Tomas aéreas, planos generales que nos muestran los paisajes de la región, los acercamientos a los personajes nos dan una sensación de familiaridad, un gran trabajo del fotógrafo Federico Barbabosa digno de ser destacado.

Del Olvido al No Me Acuerdo es el pretexto perfecto para acercarse a aquellos que se encuentran en el olvido, pero que fueron parte de nuestros antecedentes, la historia no oficial, la que construyó nuestro presente.

Mira el trailer:

Mira la cinta completa: